A principios de 2020 se divulgaba el constante crecimiento del sector MICE gracias a diversos factores como los beneficios que le aportan las innovaciones tecnológicas (mayor participación y recolección de datos en los eventos) o la evolución de programas de gestión de reuniones estratégicas (enfocándose en la creación de valor para los asistentes), expectativas que se han estancado a partir del parón absoluto y obligado de su actividad provocado por la crisis sanitaria mundial.
Actualmente no se pueden obviar los signos de incertidumbre económica, pero es momento de volver a reactivar el sector ya que la mejor manera de volver a proyectar los ideales y compromisos de las empresas es a través de eventos y convenciones presenciales (adaptados a los protocolos de seguridad necesarios) y orientados a mantener un contacto cercano, obtener difusión mediática, rentabilizar la inversión y potenciar los valores de marca.